Quiero fugarme de este trozo de constelación que habito. Comunicarme en un dialecto perdido del sur de un continente abandonado. Quiero que
no venga nadie conmigo, sentarme a la orilla de un mar que no me recuerde a
absolutamente ningún otro, y pisar arenas y tierras de colores increíbles, que
mi mente después no pueda ni quiera describir.
Y allí, encontrar un lugar que hacer mío, gente que me
haga suya, y motivos, que nos hagan morir volando.