Hace falta el valor del miedo, quien no lo tuvo no supo
enfrentarlo.
La certeza de la necesidad de duda,
lo conveniente de abandonar aquello que convino.
Abrir más ojos y más bocas.
Buscar tu yo en el bando opuesto.
Desestimar estimas que resultaron espinas en la médula del
cambio.
No vale nacer, vivir, morir,
sin hacer, sentir y oír.
Que si el enemigo eres tú mismo, y no te has reconocido, ¿cómo vas a combatirlo?
Pararse, analizarse, ¿qué he realmente defendido?
¿He vivido o he matado, gracias a mi vida inerte?
No puedes quedarte simplemente indiferente,
ni mantenerte siempre al borde,
no se puede ser sólo un hombre contra el hombre.