Hagamos una cosa,
cuando quieras parar gritas, pero hacía
dentro, que te note retorcer el alma antes de perder la voz.
Ya sabes,
puedes pedirlo y después temerlo,
y al tenerlo enajenarte después.
Pero no digas que sí, y cierres la puerta,
ni arañes madera cuando puedes arder dentro.
Abre, no he acabado contigo.
Hay una línea que quiero que
cruces.
Y no hay retorno, no lo
busques.
Puedes tantear a ciegas, pero una vez que sabes lo que quieres,
sin importar lo oscuro que sea,
la luz más maravillosa de todas, sólo te dará
delirios de tinieblas.
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