lunes, 25 de noviembre de 2013

Ni un latido menos.


Corazón, teniendo que esconderse de lo que ama por instinto.

Tengo el propio sentimiento dolido,
tengo el querer acobardado,
no son mis manos atadas,
... son mis latidos.

Corazón, pidiendo no ser extinto.


jueves, 14 de noviembre de 2013

La libertad abnegada.

Somos, y recalcamos esta palabra, porque precisamos de identidad, de identidad etiquetada y encasillada para sentirnos reales, para poder “escapar de ella”, para romper ese esquema sin el cual nos sentiríamos perdidos porque no sabríamos contra qué rebelarnos.
El resto de personas también son, y son más que nosotros, porque su estado suele ser permanente, es decir, mientras que nosotros hemos sido concebidos de una manera de la cual queremos librarnos, trastocar, y transformar en otra cosa, (esto es, crearnos a nosotros mismos), los demás han de permanecer en su estado “natural”, para no entorpecer nuestro proceso de mutación y rebelión.
Si queremos sobresalir, ser distintos, los demás deben seguir siendo iguales.

Es el egoísmo inconsciente del que piensa “esto no tiene que ser así”, pero no sabe cambiar nada en sí que ayude a transformar con eco.