jueves, 11 de diciembre de 2014

take me.



Dame música, intrígame. Me estás inspirando, no sé si para bien. Quémame, la piel demasiado perfecta es síntoma de debilidad. Ella reía, y ella era yo. Yo te reía al oído y mentía sin la voz. ¿Pero qué mentira más sincera vas a encontrar sin mí? Yo calculaba el paso de los dedos por el jersey. Ella (otra) sospechaba algo y no interrumpía ni un trago. 

Fáltame, otra vez. Recuérdame, otra vez. Desinspírame. 

He aguantado la noche por ti. El alba luego me juzga como un padre. 

Eso fue ayer. 

Hoy he aguantado la noche, sin ti. 

Aún me temes, lo sé. Aún parezco fuerte. 

Pero yo sólo preparo la escena, el crimen, espero que tú lo cometas.


jueves, 27 de noviembre de 2014

The bomb.

Te querré hasta la bomba, decía.
O dije, no lo sé. 



La bomba llegó, como era de prever en aquel entonces. Y menos mal. Menos mal que algo alteró el orden en que vivíamos, que nos sacó de nuestros planes. Que puso una excusa razonada, comprensible, para acabar con ello, sin parecer cobardes. -Es por la bomba, ahora hay mucho que hacer, no puede uno dedicarse a otras cuestiones, con tanto pendiente-.



Pero la bomba estaba ahí, antes de explotar. La conocíamos, sabíamos de su poder, y nos aprovechamos de él como víctimas. No alteró el orden, lo impuso. No nos sacó de nuestros planes, ella estaba en nuestros planes. Nuestra excusa, razonada, comprensible, no dejó de ser una excusa, para no ser valientes.



-Es por la bomba-, decíamos. -No puede uno tomarse una bomba como algo personal-. (Pero sí puede usarla para despersonalizarlo todo).  


martes, 28 de octubre de 2014

anthem

Creo que lo sabe. Que ha tenido el valor de descubrirlo, de descubrirnos.
Creo que no le costó demasiado, después de la caza. Creo que dos que acuden al bosque, sin trampas, llamaban entonces la atención tanto como desarmados al frente de cualquier batalla.



Los coros de su himno, de guerra, de paz, de futura potencia mundial, de movimiento social, de letanía, se dejaban oír por los suburbios, y era como la radio de un supermercado, de uno arrasado, devastado.
Y nosotros aún en el mostrador, sonreíamos a posibles clientes, mientras distraíamos a las ratas.

Cualquiera puede creer que nuestra causa era justa, un poco de estabilidad en medio del desastre. Cualquiera puede acusarnos de frivolidad.

Cualquiera puede unirse al bando que prefiera. La derrota está servida, y las lágrimas, contra lo que se pueda pensar, hacen de ella un plato dulce.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Esta mentira no va a ser nuestra mañana. No seremos nosotros los que la sostengamos, los que la defendamos. No sabemos hasta qué punto vamos a representar el papel de culpables o inocentes, porque lo mismo dejan la historia por rumor, o hacen de ella religión.

Vamos a jugar a que es verdad, vamos a dar que hablar. Es fácil, tenemos el fuego dentro, y hemos bailado con él a nuestro antojo tanto que, ¿quién va a negar que nos quemamos, al menos una vez?

No habrá herida mañana, ni dedos marcados en la piel, pero eso nadie lo mira, sólo se fijan en la luz, y llama, bien sabes que prendemos.

Vamos a cegarles con ella, a desatar mil fatuos, a dejarlos correr y divulgar a su antojo, mira como salen cien de un simple gesto. Imagínate si doy un paso más, no nos van a dejar ni andar.

Ahora poco a poco, vamos a ir descendiendo el rubor,  tú soplas una vela, y yo me alejo un paso a estribor. Soplas una más, y parece que me escondo. A la siguiente, ya no recordamos haber generado calor.

Por la mañana, como quien amanece en un bosque arrasado, buscarán cualquier huella o signo, e incluso cenizas que puedan reanimar para confirmar su indicio. 

No importa si el incendio es ficticio. Reportar vicio es vicio. 



martes, 9 de septiembre de 2014

De aire e intención robadas.

Queda el espacio suficiente para escuchar los timbres despegados de sus voces, de sus instrumentos desvencijados y anónimos.

Esta manera de vivir es la que resulta de no haber muerto antes, y dudar de si se morirá después.

Hay multitud suficiente para ser sincero, para mirarse y dejar entrever el gesto. Las manos invisibles que tiran de tus costillas hacia atrás, la sonrisa de ambiente, la sirena justo cuando ibas a declararlo todo, los gritos… pero si hasta las heridas hacen ruido, cómo no vas a encontrar tú la manera de decirlo, de decirlo con los ojos, aun mientras te van llevando, aun cuando sientes que te están raptando, que la gente ríe y pisa tus quejas y auxilios.


Si lo vences, si miras sincero, te darás cuenta de que sigues firme, allí mismo, sin manos que te arrastren, sin pies sobre tu empeño.




martes, 26 de agosto de 2014

Criba.



Nadie es mejor que nadie, pero yo tengo mis preferencias.

¿y esta persona, a solas, en qué piensa?

Esa es la criba.

A solas con uno mismo es cuando se evidencia cómo se va a ser con otros. La clave siempre está ahí.
El ser social empieza con el individuo relacionándose,pero ¿cómo se relaciona uno, con uno mismo? ¿A qué dedica sus pensamientos? ¿Se cuestiona? ¿Se analiza? ¿Se observa? ¿Se sorprende?
¿Qué conclusión u opinión saca más allá del ente ajeno?
¿Sería su vida una experiencia enriquecedora, en algún nivel, si se encontrara, por alguna circunstancia, permanentemente a solas?


miércoles, 23 de julio de 2014

Young and cold.



Hace unos días un amigo con el que hacía algún tiempo que no coincidía (no en el espacio ni en el tiempo, sino en absurdos más caprichosos como las circunstancias) me miró y me aseguró que mi rostro había cambiado, por el de una persona quizá más adulta.



Uno nunca sabe cómo tomarse estas cosas, es la guerra infinita entre la madurez y los mundos de peter pan.

En realidad es una guerra estúpida, como todas. ¿Hay alguna víctima en la sala? Y todas las manos alzadas.

Es una guerra estúpida porque lucha el yo con el yo, y si alguien sale herido, adivina.

La madurez, como en las frutas, es un acercamiento a la perfección, el momento idóneo para ser comido. Pero en este mundo la gente no tiene educado el paladar.



Si me estoy o no acercando a ese estado pocos me lo van a valorar. Y, sorpresa, creo que cuanto más me acerque menos conflicto habrá, entre el yo y el yo, entre lo iluso y lo contrastado. El fin de esta guerra lo trae su incoherencia. Y es lo más coherente.



No hace falta venir de vuelta de todo, la voz de la experiencia no debería empañar o parar las experiencias de otros. A la voz de la sabiduría también se la sorprende, y si es verdaderamente sabia lo sabe.



Lo dice la canción, I don't wanna be young and cold. Pero es que tampoco quiero serlo después, ni nunca.




domingo, 29 de junio de 2014

Tumbada en la arena siento el mar palpitar. 
O quizás son mis escalofríos, por el frío que trae la marea. 

No quisiera imaginar alta mar, tan lejos de un corazón, además enterrado.











jueves, 26 de junio de 2014

Las preguntas.

Siempre hacía las preguntas adecuadas. Más cuando no lo parecían. Cuando parecían simples, llanas, o incluso fuera de contexto. 
Estaba allí, con la mirada tranquila, dejando salir la duda, o la feroz certeza. 
No daba la sensación de que calculara nada , sino que parecía ir a tientas, pero por pasillos de sensatez e intuición inequívoca. 

Sus manos, te llevaban como un río, a dar la respuesta que tus mecanismos de defensa se esforzaban en ocultar. Su voz, quizá no tan suave como su tono, era la orilla después de un viaje sin agua, y bebías de ella mientras hablaba, y la querías callar por cómo te regresaba a la evidencia. 

Alguna vez la callaron mis propios ojos, alguna vez me dolió demasiado. Alguna vez quise callarla con la boca. 
En el fondo sé que realmente sólo la callará el tiro, la sacudida, el desvanecimiento en el suelo. 

En el fondo sé que me estará hablando, más que nunca.

miércoles, 7 de mayo de 2014

[ ]

Interferencia salvándonos de la retransmisión de lo mundano.

Trepamos para arreglar la antena y al  subir, atisbamos de golpe, horizonte.

Ahora viene cuando dudas, cuando te interfieres tú con tus observaciones.

Compromiso cultural con una cultura desculturalizada.

No sé nada, no busco saber nada.
No sé nada, ¿hay algo que saber?
No sé nada,  la nada me sabe a mí, desconocida absoluta, y me sube a sus vaivenes, y me tienta.

No sé, quizás haya algo, pero no es lo que ellos me quieren hacer saber.

Me opongo, me retuerzo, me torturan, me aíslan de una civilización más perdida que yo sin ella.

Pero ay, qué poco luchamos por nosotros mismos cuando no hay nosotros.

Vibración, llamándome a la vida en sociedad.

Vuelvo al sofá, la interferencia me salva.

Miro al suelo, le lloro, y brota tierra. 





martes, 15 de abril de 2014

Y aun quietos.


Somos movimiento. En cada fracción de vida y hasta la muerte, y quién sabe si después de ella, en otro plano.

Somos el temblor de nuestras manos, la inclinación del cuello, y cualquier gesto de soslayo. El seguir intentando, el plante, el cruce de brazos. La indignación en el puño, el baile, la interrupción del paso, la leve causa del arañazo.

Incluso aun si me quedo quieta, si como decimos, semejo piedra, si no se encuentra reacción, ni espíritu, sangre habrá, riendo por las venas.


La decisión de pestañear o no hacerlo, encontrar equilibrio en el suelo.
Pensar, pensar, pensar nada claro.
Sentir, 
movimiento ilimitado.


jueves, 10 de abril de 2014

Mute.

Dime que lo has hecho con esta canción. Que había una extraña atmósfera, recreada en luz oscura, casi roja.


Dime que incluso en los primeros momentos había gente alrededor, figuras, que ni siquiera importaba, que la intimidad no está, se crea.

Dime que al llegar a esta nota ella se volvió etérea, que la habitación se hizo inmensa por un momento, y creíste perderla, incluso dentro de ella. 

Que la encontraste en tu boca.

Dime que el ruido llegaba desde algún lugar interno, y lo proyectasteis fuera, demasiado universo mudo en las aceras.

lunes, 7 de abril de 2014

La debilidad buscada.


La pared está ahí. Al principio es de algún material leve, casi líquido. Sólo la miras con curiosidad mientras caminas tranquilo. Según empieza tu aproximación, empieza su transformación a un material más sólido. Entonces la curiosidad se acelera, al ritmo de tus pasos, y conforme crece una aumenta el otro, hasta verte emprendido en una carrera sin medición de aliento, con vistas a estrellarte con la mayor fuerza posible, para, una vez sufrido el golpe, no poder ni recordarlo.

La debilidad buscada, o la incapacidad de ser fuerte sin quebrar tus muros.


martes, 11 de marzo de 2014

Intentos.

Visiones de sábanas compartidas en un mundo egoísta.
He puesto la advertencia a media voz, para no escuchar sus reparos, acerca de nuestra lumbre, cerca de la alfombra, incendiadas antaño las cortinas.

En blanco y luz, reflejos, de cómo una sonrisa es victoria hoy,
la batalla olvidada, y aún así armados. Por si acaso a la noche mi escudo te pide disparar, por no ser menos.

Cabe pensar que exagero, que las emociones son siempre más sutiles.
Las emociones hoy han hecho que arañe el papel y la almohada, y que el grito no rompa el cristal sino el marco, que lo contenía todo, que mantenía erguido el mundo interno.
Las emociones saben más que los pensamientos, por  algo llevan aquí más tiempo.

Tú y yo, como quien dice,
somos sólo intentos de inmortalidad,
habitando en otro pecho que, por si no habíamos caído,
tampoco palpitará eterno. 


martes, 11 de febrero de 2014

Cuerpo en blanco.

Voy a presentarte mi cuerpo en blanco. Quizá quieras pintar sobre mi cuello. Líneas que marquen el asesinato perfecto. Quizá aun quieras comprobar los límites de mi abdomen. Puede que en la espalda entren aún dudas y respiraciones. Siempre puedes, en las piernas, extenderte. 

Ve tomando notas, sobre cada alteración. Cada erizamiento, o entrada en calor. Prueba a sorprender al tacto, tan difícil, a veces. Prueba a mirar todo sin historia tras los ojos. Sin conocimientos de ética y moral. Sin la corrupción por los hombres construida. Sin costumbres constituidas.

No importan los colores, todo queda negro, hasta la sangre.  No importa la precisión, la piel es  ya tan poco precisa…
Mis manos úsalas sin miedo, que aún son humanas. En los brazos no busques segundas intenciones. 
Quizá en el reverso del codo. Ahí se desvela tanto. 



martes, 4 de febrero de 2014

Lo "mortalizado".


Vienen a recordarnos que existimos, y que ellos han existido con nosotros desde hace varios años.
No importa nuestra existencia anterior a su alteración, ese es el mensaje, porque no está registrada.

Pero ah, ahí está, el cerebro humano, sorprendiendo como siempre.

¿Qué es eso difuso? ¿No será un recuerdo? Uno de verdad, sin foto, sin canción de moda.
Cuidado con esos que son los más peligrosos, porque nadie puede venderlos, modificarlos, edulcorarlos, despreciarlos o eliminarlos.
Tengo recuerdos así, lo reconozco. Los tengo de todo tipo. Envasados, y rotos. Tan válidos unos como otros. 

Y tengo en especial lo privado, lo desvirtualizado, lo tan puramente humano que, cuando yo muera, morirá conmigo, y solo conmigo,
porque elegí no inmortalizarlo.

jueves, 16 de enero de 2014

Like disease, disease.

La guerra entre querer comernos la boca y no poder dejar de susurrar las letras de esas canciones que nos golpean fuerte, y resuenan de nuestra voz más que de los altavoces que la expanden.

La guerra de no parar de mirar y de tocar al otro, sintiendo que poseemos así el sentimiento que se ahoga en la melodía, y si dejáramos de escuchar ahora bruscamente nos rompería en dos, cuando ya nos estamos rompiendo en fragmentos al  no pararla, clavándose los de uno en el otro, saboreando labios que se aprietan más en los versos clave, y que toman aire en los solos.

El aire del otro por supuesto, que en este sentir nos hemos pegado de tal modo, que el oxígeno nos va a faltar tanto, tanto, que perderemos algún tipo de capacidad, la de evadirnos quizá de este momento, quedándose para siempre en nuestra cabeza.


domingo, 12 de enero de 2014

Te diré lo que vamos a hacer, vamos a cuestionarnos.


¿Cuándo era? ¿Cuándo era que nos hablábamos así, con ese tono de despiste intencionado, de hirientes halagos, de creencias comunes?
¿Cuándo dejamos de hacerlo? ¿Por qué?
Vimos que no era factible, que no llevaba a ningún lado. Que era cierto, tan cierto, que qué sentido tenía afirmarlo.
Ni con hechos ni con palabras, ni ahora con los años. Pero espera, ¿son años? Porque igual son sólo meses, no lo sé, no hubo comienzo.
Recuerdo algún abrazo, recuerdo algún columpio en el barro, anterior,
ya ocaso.


Y aquí seguimos, diciendo a media voz, callando, porque nos salen mejor los gritos, pero esos no los interpretamos.