viernes, 10 de abril de 2015

oh oh oh

Había un cadáver, sobre el escenario. No importaba, el concierto seguía. Por supuesto también hubo muertos entre el público, pero de otro tipo.

Yo no entendía bien aquello, la continuación de aquello. Pero bailaba, arrasada por los impulsos de otros. A veces se me iban los ojos, a la sangre, al dolor inerte, creo que eso en realidad tenía efectos contradictorios, me recuerdo cerrando los ojos y saltando aún más alto.

No te calles ahora, vamos dímelo, acércate más, dilo, con todas sus letras. Aún te doy duda, a ver si es beneficio.

No tienes ni razones con las que acallar mi ignorancia.
Y ahí voy, a hacerme la tonta, como si no supiera nada, como si no te hubiera visto ir y venir y volver tres veces.

“No sé de qué me hablas. A mí nadie me ha puesto tu mano encima”.