Me estoy meciendo en la ausencia de esquinas de esta habitación.
Tengo golpes que salen del interior de mi cuerpo,
y dejan contusiones que se resienten con cada actividad
cerebral.
Me protejo en los abismos de un hipnotismo mudo
y sin tocar un botón se disparan los volúmenes.
Te encuentro,
y hago de ello algo dañino, hiriente y saciante.
Vuelco ,
y en tus límites dejo
que ideas mal contenidas se derramen, e impregnen la siguiente vez.
Sólo porque tu voz me llegó un instante desde más cerca,
puedo volver a susurrar.
¿Reúno las cualidades para que me evites mañana?
¿qué forma alcanzan en tu oído los sonidos,
cuando te hablan tan
próximo que casi ni se llega a pronunciar?