La espalda, pegada a toda superficie fría que se encuentre.
La mano en la boca para no delatar.
Sin salida, calentar la última superficie,
deslizarse por ella
hasta el suelo.
Pupilas, al borde de
mi ojo.
La caída interna, el vértigo adherido.
Asirse, no para detenerse.
Demasiada gravedad deja la mente al vacío.
Silbidos, la voz. Aún no palabras.
Los órganos, el peso.
El esfuerzo por volver, aun no queriendo.
El descenso, la
extrañeza,
la posesión del
cuerpo.