Decidí, embocarme en la noche más nimia. Percibir mariposas de horror. Encararme al mundo sin perder ni el son ni el licor.
Y además, convencí a medio planeta, de que el aire era casi mortal, y cuando ellos no respiraban, yo inhalaba, sí, inhalaba su mitad.
Pero más. Más querían aquellos incautos, más allá del dolor y el placer, y buscaron más ancestros, a quienes preguntarles por los días de ayer.
Pequeño abismal, tú fuiste un postor, ¿lo olvidaste ya? no queda en el mundo un garaje, donde derrapar con tu mala obsesión. Y yo he dejado el juego, por otro aún peor, desteñido en alguna canción.
Y ahora vienen, como fueron a por ella una vez, pero tan diferente…no mires,no mires, no.