En los labios, para que no quepa otra interpretación. Es muy
fácil perderse en la falta de simbolismos, en las adecuadas formas informales
que quieren mitigar todo acto de valor, con mayor miedo al ridículo que a la
cobardía.
No se entiende como entre tanta fachada a medio derruir se
siguen sin ver los interiores. El hormigón, tan estable, sujetando un derrumbe
del alma, que se anexiona, que se funde, que se vuelve piedra, gris,
desaparecida.
Átomos que piden y que dan. Las mínimas células, sobre la celulosa.
Incorpórame, a la mezcla desabrigada de las dudas.
Nadie más preguntará nunca el significado corpóreo del último humo expirado.
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