martes, 14 de mayo de 2013

Aguas negras.


Navegar subida en esta especie de balsa en la que creo (tengo que creer) porque es la única verdad entre esta irrealidad que nos convive, que nos da de respirar lo que no anhelamos, pero inspiramos.

No sé si mirar al agua sobre la cual navego con recelo o con admiración. ¿Es la mentira, que sostiene el mundo, o es el mundo, que sostiene la mentira? Y si es así, ¿entonces no debería saltar de esta balsa que creía segura y lanzarme a las aguas más negras, más oscuras, más “inciertas” para encontrar, ahora sí, la verdad ahogada, a la que debo darle el aire de mis pulmones, de esos pulmones contaminados, empequeñecidos, encharcados, para que ella, al fin, respire?




2 comentarios:

  1. Sí. Deberías saltar a esa agua incierta y desahogarte y abrir la espita de tus pulmones que a lo mejor no estám tan contaminados y respirar hondo..
    Un saludo, y mi enhorabuena por tu blog y por tus escritos, tan sensibles.
    Arturo

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    1. Muchas gracias Arturo, por detenerte a leer, y comentar.
      Saltaré.

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