Busco pasos que resuenen tras los míos, aun en calles
desiertas, aun con gotas suspendidas de la noche. La oscuridad es una promesa
que a menudo se encoge.
Si el error llega, o me dirijo a él sonámbula en vida, es un
misterio que aún no he decidido resolver. Pero aquí estamos, él y yo una vez más,
apostando por no ser indiferentes, por mirarnos primero con disimulo, por
empujar a todo el que se ponga en nuestro camino después, la mirada fija.
Es este deseo de dolor, este puñal apenas clavado, que trato
que hundas más y más con tal de llegar a tus manos.
Sé que he subido aún más la música, sé qué es lo que
quiero escuchar. He descartado la opción de contestarte a nada. Se conoce a
alguien por lo que dice y por lo que calla,
y yo voy pidiendo a gritos el beso, mientras mudos mis pies patalean,
suspendida de tus dedos, por el cuello, a peligrosos y excesivos centímetros
del suelo.
"y yo voy pidiendo a gritos el beso, mientras mudos mis pies patalean, suspendida de tus dedos, por el cuello, a peligrosos y excesivos centímetros del suelo."
ResponderEliminarDesperté con esa imagen en la cabeza y aún no he podido quitármela de encima. Tenía que volver aquí para releerlo. Como cuando se te pega una canción y necesitas escucharla entera para poder seguir con tu vida.
Podría perfectamente convertirse en un lienzo bellísimo.
En realidad podrían hacerse millones de cosas con esa sola frase.
Voy a dejar de divagar. Pero es este texto que me atrapa, no sé muy bien por qué.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar