¿Cuándo era? ¿Cuándo era que nos hablábamos así, con ese
tono de despiste intencionado, de hirientes halagos, de creencias comunes?
¿Cuándo dejamos de hacerlo? ¿Por qué?
Vimos que no era factible, que no llevaba a ningún lado. Que
era cierto, tan cierto, que qué sentido tenía afirmarlo.
Ni con hechos ni con palabras, ni ahora con los años. Pero
espera, ¿son años? Porque igual son sólo meses, no lo sé, no hubo comienzo.
Recuerdo algún abrazo, recuerdo algún columpio en el barro, anterior,
ya ocaso.
Y aquí seguimos, diciendo a media voz, callando, porque nos
salen mejor los gritos, pero esos no los interpretamos.
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