jueves, 16 de enero de 2014

Like disease, disease.

La guerra entre querer comernos la boca y no poder dejar de susurrar las letras de esas canciones que nos golpean fuerte, y resuenan de nuestra voz más que de los altavoces que la expanden.

La guerra de no parar de mirar y de tocar al otro, sintiendo que poseemos así el sentimiento que se ahoga en la melodía, y si dejáramos de escuchar ahora bruscamente nos rompería en dos, cuando ya nos estamos rompiendo en fragmentos al  no pararla, clavándose los de uno en el otro, saboreando labios que se aprietan más en los versos clave, y que toman aire en los solos.

El aire del otro por supuesto, que en este sentir nos hemos pegado de tal modo, que el oxígeno nos va a faltar tanto, tanto, que perderemos algún tipo de capacidad, la de evadirnos quizá de este momento, quedándose para siempre en nuestra cabeza.


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