Vienen a recordarnos que
existimos, y que ellos han existido con nosotros desde hace varios
años.
No importa nuestra
existencia anterior a su alteración, ese es el mensaje, porque no
está registrada.
Pero ah, ahí está, el
cerebro humano, sorprendiendo como siempre.
¿Qué es eso difuso? ¿No
será un recuerdo? Uno de verdad, sin foto, sin canción de moda.
Cuidado con esos que son los
más peligrosos, porque nadie puede venderlos, modificarlos,
edulcorarlos, despreciarlos o eliminarlos.
Tengo recuerdos así, lo
reconozco. Los tengo de todo tipo. Envasados, y rotos. Tan válidos
unos como otros.
Y tengo en especial lo privado, lo desvirtualizado, lo
tan puramente humano que, cuando yo muera, morirá conmigo, y solo
conmigo,
porque elegí no
inmortalizarlo.
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