viernes, 4 de septiembre de 2015

de cómo me robas la mitad de la música, y la regresas a mí, a través de tu voz, hasta hace dos estrofas desconocida.

Tras el verso, tu mano,
como una onda,
como un velero perdido en el aire, buscando tierra,
desde la que avistar mar.

No te quedan fuerzas para estar parado.
Nos piden la misma posición,
nos piden la misma ceguera,
la misma invirtud.
Pero no podemos seguir dando menos,
no podemos ser esta falta de ser.

La humanidad tiene que brotar, por algún lado,
tiene que decir: "aquí existo", y dar muestras de ello,
contra todos los que dan una patada bajo la mesa,
y ordenan: "calla, 
hazte el muerto".

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