viernes, 20 de mayo de 2016

Al movimiento de un centímetro involuntario, se le otorgó un riesgo mortal.
Aceptarlo, sería un error de cálculo.

(Pero después de aquello se veía la posibilidad en cada temblor,
y no hay quien supiera no moverse).


Empieza así en un impacto, preciso,
no importa el sin querer.
La línea avanza, vertiginosa, crece, se ramifica,
crea a su paso caminos de sutura.

En su carrera se sobrepasa, vuelve al inicio, y forma origen y término,
rompiendo en dos
(o en tres, o en cuatro,

 pues no hablábamos de algo de por sí intacto).

No hay comentarios:

Publicar un comentario