miércoles, 4 de enero de 2012

Madrid mojada




Llovía,
y era de esos días que odias el paraguas
Y no te importa calarte hasta los huesos, porque tienes la piel impregnada de algo que llaman libertad.

Entre los charcos una mujer va pelando poco a poco una manzana
De una sola tira.
Vendía flores, se mojaban,
su manzana no.

Y me adentré donde nunca es de noche ni de día, donde no llueve ni hace sol.
Por coger un tren recorrí pasillos largos, sin fin cercano, y al fondo sonaba una música, de ciudad mojada y oscura, inundada de luces de neón, donde la gente calla y hay mucho ruido alrededor.
Iba como llorando, y al torcer la música cesó.

Maldición.
Pero no,
Allí estaba, de improviso, un golpe de jazz
Un saxo en la siguiente esquina,
y yo ya, no buscaba más.

Cerrar los ojos, sonreír, mientras andaba bailando hasta el final del túnel..
Igual la gente miraba, qué más da, la felicidad te da eso, te da igual.


Que no sé,
Que Madrid tiene estas cosas,
Otros sitios también
Pero no con el mismo tono, no con la misma luz, no con el mismo nosequé.

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