lunes, 9 de enero de 2012

same.


Hay una mesa entre nosotros, y sofás demasiado estrechos.
Me quejo en mi mente mientras sonrío a ver si se me pasa.
Desde mi asiento me acomodo en frente tuyo. Ya no sonrío. Demasiada concentración en percibirte.
Juegas con las manos, y no miras nada.
Algo se debe advertir sobre mi erróneo disimulo, porque levantas la vista,
la seriedad de los ojos en momentos así, es casi bella.
Aquí, durante este segundo,
¿No tienes la sensación de qué estamos completamente a solas?
¿De qué solo yo te miro, y solo tú me miras?
No hay nada tan imprescindible como la gente a nuestro alrededor.

Si pasa este segundo, ¿Pasaremos tú y yo?

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